En las fiestas de San Isidro, el dulce tradicional por excelencia son las rosquillas. Pero, no es el único. Paseando entre puestos de la Pradera de San Isidro se pueden encontrar mil y una tentaciones colmadas de azúcar como:
- Los barquillos. Es un dulce muy ligeros hechos de oblea con forma cilíndrica hueca. Son muy finos, se rompen casi con mirarlos, y en la boca se deshacen en un santiamén.
- Las manzanas caramelizadas. Se comen como si fuera un chupa- chups gigante. Llama más la atención por su color y su aspecto que por su sabor.
- Las almendras garrapiñadas. Son unos frutos secos que se garrapiñan, pero también se pueden encontrar hasta pipas garrapiñadas, ya que se tuestan con azúcar caramelizada y dando vueltas en una especie de marmita.
- El algodón de azúcar. Es una golosina que atrae por su tacto esponjoso, porque se funde en la boca, se pueden comer a grandes bocados, rasgando mechones de la madeja rosada y dulce.
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